Mi estancia en Makeni

Espero que, a través de este blog, todos podáis compartir un poco de esta gran experiencia

jueves, 27 de septiembre de 2012

Pensamientos aleatorios en un balcón

Acabo de llegar a Freetown, después de un terriblemente largo viaje desde Makeni (corto en distancia, pero con un tráfico horroroso). He soltado mis cosas en la habitación, he abierto una cervezuela, y me he sentado a escribir. Y lo primero que he pensado es... qué cansada estoy! pero que bien me siento! Así que he pensado en escribir sobre eso en esta ocasión. Sobre la mezcla de sensaciones contrapuestas que supone vivir en (que no visitar) Africa.

Hace ya varios años que visité Sierra Leona por primera vez, y sigo manteniendo esa sensación de enamoramiento inicial. Sigo considerándome extremadamente afortunada de vivir aquí y de trabajar en un proyecto que se centra en algo tan inexistente en el país como la Salud Mental. Al mismo tiempo, las cualidades intrínsecas al país que hacen que sea tan complicado trabajar en él han hecho que desarrolle en alguna medida los sentimientos negativos que muchos amigos que trabajan aquí me describían al principio.

Sierra Leona es difícil. Y aún así maravillosa.

El ejemplo del viaje de hoy creo que lo puede ilustrar bien.

Hemos salido mi amigo Laurence y yo de Makeni a las 10:00 de la mañana. Un sol radiante, unos paisajes indescriptibles, y la carretera por delante... Buena conversación, sin música porque la radio de mi coche no funciona, alguna parada para disfrutar algo de comida local. Empieza bien, verdad? Esa es la belleza de este país....

Luego está el hecho de que la carretera, que está en bastante buen estado para los estándares de este país, es ridículamente peligrosa. Asfalto en buen estado que, de repente, tiene un socavón en el que podría caber medio coche, en todo el medio de la carretera. Poda-podas (mini buses del pleistoceno, completamente sobre saturados de pasajeros) que van a 20 km/hora cuando el resto de los coches van a 100 (y algún loco a mucho más). Cada aproximadamente 10km, justo detrás de una curva o cambio de rasante que imposibilita la visión completamente, un vehículo averiado y/o accidentado en medio del carril... y así una disparatada sucesión de riesgos que hay que aprender a respetar/temer/anticipar.

Pero, volviendo a lo bueno, ya son unos cuantos meses por aquí, y ya me voy acostumbrando a conducir (aunque normalmente llevo un conductor), así que, con muchísima precaución y cuidado, disfruto de mis viajecillos por Sierra Leona. Incluso en alguna ocasión, si uno va bien de tiempo, puede parar en una aldea a comprar algo de artesanía local. Y de nuevo... la belleza de un viaje en Salone.

Hasta que llegamos a Freetown.............................................
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Estoy pensando cómo describir el tráfico de Freetown.........

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No, no puedo.

Es, sencillamente, increíble.

Desde el Este de la ciudad, por donde se accede desde Makeni, hasta el Oeste, donde está mi oficina, hay una distancia realmente pequeña por recorrer, que normalmente me lleva entre 2 y 4 horas de tráfico insoportable en calles desbordadas de gente y puestos ambulantes.
Es la ausencia de circulación.
Es la eternidad hecha tráfico.
Es no moverse de un punto determinado en tres cuartos de hora.

Pero, una vez más, algo le encontramos de fascinante que nos hace rendirnos y sonreír.

Esas calles, tan llenas de gente, son un constante repertorio de situaciones hilarantes de las que el atasco te permite ser testigo excepcional. Hay tantas cosas completamente increíbles y ridículas, y divertidísimas, que casi no puedes creerlo. Y al mismo tiempo la gente es tan alegre y se ríe tanto de sus propias rarezas, que finalmente te encuentras en este terrible atasco, pero absolutamente desternillada de la risa. Y te quieren por ello, y ríen contigo, y casi puedes olvidarte de lo mucho que has sudado ya en ese coche desde que entraste en la ciudad, hace tres horas.

Y por fín! llegas a tu destino.
Cargas con tu equipaje escaleras arriba, completamente empapada en sudor. Malo
Pero los niños del vecindario te saludan a gritos y se ríen y te piden que seas su amiga. Bueno
El ruido de la ciudad es tan ensordecedor que sabes que mucho no vas a dormir. Malo
Pero ese balconcito con vistas sobre la ciudad, desde el slum que tienes a tus pies hasta el océano que baña estas costas, te invita a sentarte, compartir esa cervezuela, y escribir algo sobre lo que ahora es tu vida cotidiada, tu día a día, aunque de vez en cuando recuerdas que es increiblemente diferente de lo que antes conociste. De vez en cuando, paras, miras a tu alrededor y vuelves a fascinarte con lo que te rodea, lo bueno y lo malo, lo difícil y lo extremadamente difícil. Bueno. Definitivamente bueno.

Y creo que esto puede dar una pequeña idea de lo que quería expresar con esta entrada del blog.

Cada día aquí representa una batalla contra las situaciones más problemáticas, contra la absoluta falta de recursos, contra los prejuicios, el machismo y la percepción de los extrangeros que se tiene aquí, contra las diferencias culturales, contra el caos, contra los propios miedos, contra... tanto!

Y sin embargo, o quizá precisamente por eso, cada logro, cada victoria, sabe tan dulce que no se puede describir.

Y entonces uno recuerda todas las infinitas maneras que este país tiene de ser bello.


Un abrazo lleno de cariño.


5 comentarios:

  1. Y una vez más, tu escribes, me deslumbras con lo q cuentas, los recuerdos q me traes, y las ganas de q me lo contarás en persona. Y una vez más, aquí estoy como sí no hubiera distancias, como si me lo estuvieras contando.
    Ya te mandare un privado. De momento, mi entrada típica en el blog, q parece que lo hacemos entre las dos: tu cuentas y yo contesto, je,je.
    Un beso enorme y cuídate. Evita

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    1. Te quiero preciosa!

      Sabes que volveras, verdad? jijiji

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    2. Si, ji, ji
      Yo tb te quiero, lo sabes.

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  2. Hola Carmen:

    Ya veo que estás de nuevo en el lugar en el que quieres estar, en el lugar que te hace feliz.

    ¡Buena elección!

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    1. Gracias Pedro Luis! Me encantó verte en España.
      Cuidate mucho!

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